Testimonio de Jorge Llaya Array Imprimer Array

 


Hace tres años pasamos por lo que fue para mí la peor situación de mi vida, mis hijas, recién nacidas prematuras por una cesárea de urgencia, estuvieron luchando entre la vida y la muerte durante dos meses en terapia intensiva. Soportaron lo insoportable, respirador artificial, insuficiencia renal, cardíaca, infecciones, transfusiones.


Desde entonces que estamos más cerca de la Virgen y en cuanto pudimos trajimos a las mellizas al Santuario del Cerro de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús. Ese día fue impresionante la paz interior que sentí y como se metió muy dentro la Virgen al momento de recibir la Oración de Intercesión de la Sra. María Livia.


En ese momento yo sostenía en mis brazos a Sol Catalina, la que más grave estuvo. Me llamaba la atención que no paraba de llorar, hasta que se acercó la Sra. María Livia y le hizo la Oración de Intercesión, mi hija se calló inmediatamente, luego caí yo experimentando la sensación de paz más absoluta.


Hace poco, el 7 de mayo de este año, me tocó vivir una situación de salud desgraciada. Ese día yo salí de mi casa para correr una maratón y en medio de la competencia caí desvanecido por una descompensación. Lo que parecía un cuadro de deshidratación e hipoglucemia, terminó en una hepatitis fulminante, cuadro severo que se complicó aún más con insuficiencia respiratoria, renal y cardíaca. Motivo por el cual me derivaron al Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires para un transplante hepático. Esto sin dudas podía salvar mi vida, era la única opción teniendo en cuenta que mi función hepática estaba en un 2%. Estadísticamente el 80% de las hepatitis fulminantes fallecen, el 20% restantes van a transplante hepático si llegan y sólo el 10% de estos transplantados recuperan su vida normalmente.


Cuando ingresé primero en la lista de Emergencia Nacional para transplante hepático, presenté un cuadro de Encefalopatía por Hipertensión Endocraneana por lo que decidieron realizarme una craneotomía, en ese momento hubo un donante compatible, pero se debió rechazar el órgano porque en mi estado de salud no podía resistir un transplante.


Cuando estuve en condiciones de recibir un transplante no hubo donantes por 7 días, cuando en la Argentina el promedio de donaciones es de 2 órganos por día.


Mi familia y todos mis seres queridos amigos sufrieron la agonía y cruelmente a la espera que una muerte pudiera salvar mi vida. Pero eso no ocurrió, cuando apareció un donante compatible, mi hígado empezó a reaccionar y a regenerarse por sí solo.

A partir de allí mi recuperación fue progresiva y rápida, realmente un milagro. A los dos meses de haber sufrido esta Insuficiencia Hepática Fulminante, se registraron valores clínicos y bioquímicos normales.


Estuve en coma durante 20 días, cuando desperté de ese estado, luego de haberme sacado la traqueotomía, cuando pude volver a hablar mi primera manifestación verbal fue preguntar que había pasado y si la Sra. María Livia había estado conmigo porque yo la había visto y la describí exactamente con su vestimenta y sus gestos. Ahí me explicaron que había estado orando junto a mí en el hospital privado de Tres Cerritos de la Ciudad de Salta. Esto explica el Milagro, que en el momento que ella me visitó me encomendó a la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús para que Ella pudiera interceder por mí.


Explica porqué salvó mi vida, porque nunca recibí un transplante, porque resistí la hipertensión endocraneana sin haber hemorragia cerebral y porque no aparecieron donantes cuando eran imprescindibles y porque mi hígado se recuperó íntegramente solo.

Porque la intercesión de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús se produjo antes que me trasladaran para el transplante.


Sólo dos recuerdos tengo en mi estado de coma, haber visto a la Sra. María Livia a mi lado y una mano que me coloca una medallita de la Virgen en el tobillo en el momento que me trasladaban en avión sanitario a la Ciudad de Buenos Aires.


Desde el comienzo de todo esto mi mujer nunca dejó de estar cerca y rezarle a la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús consagrándose y confiando en su intercesión.

Este testimonio es real y cuento con toda la documentación e Historia clínica para acreditarlo.


Autorizo a la obra Yo Soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús a difundir mi testimonio y adjunto los estudios e Historia clínica correspondientes.

 

 

Jorge Llaya

DNI 22.869.954

Tacuil 81-Bº El Tipal

Tel: 4950069

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