Testimonio de Magdalena Grondona
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Salta, 14 de junio de 2003

"Fuí a Salta sin saber exactamente qué buscaba, porque ya creía... Pensaba que lo que iba a rescatar de todo iban a ser las experiencias ajenas... "porque yo ya creo, ya estoy, no necesito vivir una experiencia transformadora, ya conozco a Dios y lo amo y busco la perfección para mi alma, y eso lo encuentro todos los días en la oración y en la Eucaristía, y bla bla".

Por supuesto la Virgen tenía todo previsto y yo estaba ahí por otra cosa. No sé como contar, si relatar la Peregrinación en sí misma, que está buenísima, pero es un poco lo que estamos acostumbrados a oír... mejor cuento lo que me pasó personalmente.

Apartando que la gente que conocimos... sin palabras, la organización.... Increíble!... el lugar, Salta... uf!! Qué decir!... la continua sensación de estar en presencia de Dios y de la Virgen... María Libia, la vidente... qué mirada, qué palabras, qué PAZ!!! La Intercesión* del día Sábado... escalofriante! La cantidad de gente y los signos que pude ver y presenciar y las experiencias de vida... hay que vivirlo...y el poder compartir esto con una hermana y una amiga... Pero aún sacando todo esto... lo mas importante pasó adentro... en el corazón, y estoy convencida de que es solo el comienzo de una transformación interna, de un cambio del alma, de que es conversión y purificación, y es la obra de Dios en mi.

El Sábado subimos al Cerro, donde María Libia, la vidente, hace la Intercesión a cada una de las personas que están ahí. Hicimos una cola de tres horas de frío, hambre, y silencio. Llama la atención el Silencio que reina en ese lugar a pesar de la cantidad de gente. El Domingo día libre (se suspendieron unas charlas que teníamos con las carmelitas descalzas por la presencia de periodismo, una lástima). El Lunes por la mañana, el broche de oro: una charla con Ma. Libia: habló del infierno, del Cielo, del Purgatorio, habló de la presencia de Cristo en la Eucaristía, de la importancia de la Comunión y la Misa diaria, empujó a que vayamos a Misa todos los días, insistió en que tomemos conciencia del dolor de Cristo en la Pasión por cada uno de nosotros, por nuestros pecados, del dolor que le causamos cada vez que pecamos, marcó el camino de la oración, la oración del corazón de la mano de María nuestra Virgen y Madre, del rezo de Santo Rosario como el mejor camino a Cristo, y el camino de Cristo como el camino de la Santidad, habló de la necesidad de hacer ayuno para purificar nuestra alma y cambiar las realidades y acercar almas a Dios, (todo lo que ella dice es de los mensajes y visiones que tiene) etc.. nada nuevo para mí... pero si me pasó algo muy particular... mientras ella hablaba, se me apareció en la cabeza una visión (nada fantástico, sino como cualquiera se imagina algo, lo increíble era la visión en sí misma): la mirada de Jesús el día de su Pasión, sus ojos constantemente clavados en mí, llorando, llorando de dolor moral y físico. Llorando por mi causa. Después me vi en Misa, y Jesús parado frente a mí, a menos de un metro, me miraba mientras me hablaba con todo su amor, hablándome con las palabras del Evangelio, y yo mirando hacia otro lado, distraída... y luego, su llanto en el Sagrario, solo. Y así, en la medida en que Ma. Libia decía algo, se me figuraban imágenes en mi cabeza... empecé a llorar, descubrí que hacía tiempo que no lloraba de dolor de haber pecado, hacía tiempo que no convertía mi corazón, hacía tiempo que buscaba algo que ya había vivido... la conversión. Les juro que hasta me daba vergüenza porque mocos, puchero, mocos, ruido, puaj! No podía parar!! Hacía esfuerzos por pensar en otra cosa y no podía, las imágenes eran una tras otra. A la vez que sentía un gran dolor, sentía una GRAN PAZ, UN AMOR INDESCRIPTIBLE, podía ver en la mirada de Jesús TODO SU AMOR, o al menos un mínimo vestigio de su amor, y eso también me hacía llorar... Juro, juro, que no puedo describir con palabras lo que viví ... no puedo.

El broche de oro, fue ver como un chico con síndrome de down, se paraba y pedía el micrófono para decir, a su manera.. que estaba MUY FELIZ de estar ahí porque su mamá había estado muy enferma y ahora estaba bien y quería agradecerle a la Virgen.... No puedo describir como acribilló mi alma y la de todos los que estaban ahí (mas de 550 personas) cuando estalló en llanto y pidió un abrazo a la persona que estaba mas cerca de él. Nos humilló a todos con su pureza de alma y de corazón, me terminó de abrir los ojos y me llenó de esperanzas.

Revivir esto mientras lo escribo me estremece al punto que tengo que parar a respirar porque el corazón me late muy fuerte y me tiemblan las manos...

Con esta experiencia me di cuenta que no sólo es muy real lo que pasa ahí, sino que además hay mucho que no sabemos, no está todo dicho y gracias a Dios todavía nos podemos sorprender como los niños si nos dejamos conmover un poco por Nuestro Padre del Cielo.

*esto es: ella hace de puente entre Jesús y uno y dice que Jesús te abraza y te da un beso; y ese inmenso Amor... hace que uno reaccione físicamente y se cae con el cuerpo semi-dormido... pero no se desmaya, esto le pasa a la mayoría, no todos se caen, no todos reaccionan igual." 

Magdalena Grondona

 

 

 

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