Viernes 3 de Febrero 2.023
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Carta a los Hebreos 13,1-9a. Perseveren en el amor fraternal. No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles. Acuérdense de los que están presos, como si ustedes lo estuvieran con ellos, y de los que son maltratados, como si ustedes estuvieran en su mismo cuerpo. Respeten el matrimonio y no deshonren el lecho conyugal, porque Dios condenará a los lujuriosos y a los adúlteros. No se dejen llevar de la avaricia, y conténtense con lo que tienen, porque el mismo Dios ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré. De manera que podemos decir con plena confianza: El Señor es mi protector: no temeré. ¿Qué podrán hacerme los hombres? Acuérdense de quienes los dirigÃan, porque ellos les anunciaron la Palabra de Dios: consideren cómo terminó su vida e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre. No se dejen extraviar por cualquier clase de doctrinas extrañas. Lo mejor es fortalecer el corazón con la gracia, no con alimentos que de nada aprovechan a quienes los comen.
Salmo 27(26),1.3.5.8c-9abc. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?
Aunque acampe contra mà un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mÃ, no perderé la confianza.
SÃ, él me cobijará en su Tienda de campaña en el momento del peligro; me ocultará al amparo de su Carpa y me afirmará sobre una roca.
Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mÃ. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda.
Evangelio según San Marcos 6,14-29. El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se habÃa extendido por todas partes. Algunos decÃan: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos: Otros afirmaban: "Es ElÃas". Y otros: "Es un profeta como los antiguos". Pero Herodes, al oÃr todo esto, decÃa: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado". Herodes, en efecto, habÃa hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de HerodÃas, la mujer de su hermano Felipe, con la que se habÃa casado. Porque Juan decÃa a Herodes: "No te es lÃcito tener a la mujer de tu hermano". HerodÃas odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podÃa, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegÃa. Cuando lo oÃa quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un dÃa se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de HerodÃas salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "PÃdeme lo que quieras y te lo daré". Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discÃpulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
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ExtraÃdo de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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